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Viena, 21 de diciembre, 1999
Llegué ayer de México. Hoy fui al asilo a ver a Omama. Es domingo. Cuando abrí la puerta la vi sentada en la penumbra, estaba despeinada. Me preguntó ¿quién eres? Luego miró mi abrigo y sonrió. Me gustaba mucho usar ese abrigo, dijo. Me senté junto a ella. Cerraba los ojos, como dormida.
Entraron las enfermeras para acostarla. Cuando me despedí, dijo: Quiero irme a casa.
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