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Mi abuela era quien las tomaba y hacía los álbumes, así que casi solo hay fotos de cuando venía de Viena a visitarnos. Descubrí que, justo a mis seis años, hay un hueco. Únicamente encontré imágenes sueltas y me resultaba confuso ordenarlas temporalmente.

 

Llamé a mi madre y le hice preguntas. Tuve cuidado de no decir nada que sonara a reclamo. Primero pregunté por fechas y solo después de un rato hice dos o tres preguntas más complejas. Estaba dispuesta a contestarme.

 

Me dijo que en 1971 (yo tenía seis años recién cumplidos) se fue sola a México por medio año. Regresó unos meses a Madrid, por eso está en las fotos de mi séptimo cumpleaños. Dijo que entonces mi padre no me volvió a dejar ir con ella a Viena. Así que se fue por un año y no la vi una sola vez.

 

Te dejé porque la mujer de mi padre me convenció de que así tu papá se daría cuenta de que no podía hacerse cargo de ti, dijo.

 

También me contó que en el verano siguiente, en 1973, mi padre accedió a dejarme ir a Viena en las vacaciones. Volví a Madrid en septiembre, y ella se fue otra vez a México. Medio año después, mi padre volvió a dejarme ir con ella. Esta vez para siempre. ¿Por qué me dejó ir?, le pregunté. Porque el chantaje no le funcionó y ya no quiso cuidarte.

 

Martín tiene seis años ahora.

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